EL DOLOR ES INEVITABLE PERO EL SUFRIMIENTO ES OPCIONAL

¿Y si te dijera que tu sufrimiento no tiene que ver con lo que pasa fuera sino que solo tiene que ver contigo?

Alguna vez has pensado…

¿Porqué todo me pasa a mí?

¿Cuándo voy a dejar de sufrir?

¿Qué hecho para sufrir tanto?

Empecemos por el principio. El dolor y el sufrimiento, aunque muchas veces metemos ambos conceptos en el mismo saco, no son lo mismo.

Diferencia entre dolor y sufrimiento

El dolor es una reacción neurofisiológica que aparece cuando percibimos un daño, que puede ser tanto físico como emocional, y que nos mantiene en alerta con el fin de garantizar nuestra supervivencia. 

Por ejemplo, si pones la mano encima del fuego, la manera que tiene tu cuerpo de avisarte de que eso es un peligro, es reaccionando con dolor. Así, tu cerebro le mandará el mensaje a tu mano de “estás en peligro, retírate” y quitarás la mano del fuego. De la misma manera, si te encuentras en una relación de pareja en la que continuamente estás sintiendo emociones como enfado, frustración y tristeza, tu cerebro (que quiere garantizar su supervivencia) te mandará el mensaje de “esto te está produciendo dolor, retírate” para que termines con esa relación. Por lo tanto, entendemos que el dolor, al igual que el resto de emociones, cumple una función adaptativa de supervivencia, nos salva la vida cuando estamos en peligro y mantiene nuestra atención alerta ante cualquier amenaza.

Entonces, ¿Por qué seguimos sufriendo? 

Imagina que tienes una discusión muy fuerte con alguien de tu familia debido a una situación en concreto, en la que tú acusas a la otra persona de no cumplir nunca con los compromisos familiares a los que se compromete, y ella te acusa de ser demasiado controlador/a. Esta situación te deja con unas sensaciones y emociones desagradables que te producen dolor.

Hasta ahí todo normal y adaptativo. Pero va pasando el día y sigues dándole vueltas a la discusión, cada vez que te encuentras con alguien le cuentas lo que ha pasado y te quejas de “cómo me siento por culpa de ese familiar”, por tanto, sigues alimentando los pensamientos y el enfado y rabia que éstos te producen. Pasan los días y, todavía desde la rabia, decides dejar de hablar con dicho familiar por un tiempo porque piensas que se lo merece por todo lo que “te hizo sentir”. Pero, aun así, la sensación de dolor no ha desaparecido, y cuando vuelves a encontrarte con esa persona o te hablan de ella, toda esa rabia y enfado resurgen exactamente igual que el primer día.

«En esa libertad de decisión radica el carácter opcional del sufrimiento»

Eso es sufrir, y lo cierto es que eres totalmente libre de decidir si el enfado y la rabia de la discusión van a durar el tiempo de la discusión en sí, o van a perpetuarse semanas o incluso años. En esa libertad de decisión radica el carácter opcional del sufrimiento. Pero entonces, siendo tan fácil como decidir no sufrir ¿Por qué seguimos sufriendo? 

  

Para entenderlo mejor, imagina que cada ser humano del mundo lleva unas gafas puestas desde donde ve e interpresa su propio mundo desde el color de los cristales de sus gafas, y nunca ningún color ha sido ni será igual a otro. Entonces, cada uno de nosotros/as tenemos nuestra propia manera de ver las cosas según quiénes somos, pero eso no significa que estemos condenados a ver la vida siempre desde ese único color. Y cuando te haces consciente de que el color de tus gafas es solo la tendencia que tendrás de interpretar las cosas de una u otra manera, pero no tiene porqué definirla, ocurre la magia. ¡Sorpresa! Eres libre de tus pensamientos.